Por el sacramento de la Confirmación recibimos la plenitud de los dones del Espíritu Santo.
Es un reafirmar el don de la fe que recibimos el día de nuestro bautismo con un compromiso mucho mayor y en responsabilidad con nuestra Iglesia en la porción parroquial en la que nos toca vivirla y celebrarla.
Si quieres profundizar acerca de éste sacramento, no dudes en acercarte por nuestra parroquia para hablarlo personalmente.
Los puntos a continuación te dan una idea de éste sacramento.
• «Al enterarse los apóstoles que estaban en Jerusalén de que Samaría había aceptado la Palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan. Estos bajaron y oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo; pues todavía no había descendido sobre ninguno de ellos; únicamente habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús. Entonces les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo» (Hch 8,14-17).
• La Confirmación perfecciona la gracia bautismal; es el sacramento que da el Espíritu Santo para enraizarnos más profundamente en la filiación divina, incorporarnos más firmemente a Cristo, hacer más sólido nuestro vínculo con la Iglesia, asociarnos todavía más a su misión y ayudarnos a dar testimonio de la fe cristiana por la palabra acompañada de las obras.
• La Confirmación, como el Bautismo, imprime en el alma del cristiano un signo espiritual o carácter indeleble; por eso este sacramento sólo se puede recibir una vez en la vida.
• El candidato a la Confirmación que ya ha alcanzado el uso de razón debe profesar la fe, estar en estado de gracia, tener la intención de recibir el sacramento y estar preparado para asumir su papel de discípulo y de testigo de Cristo, en la comunidad eclesial y en los asuntos temporales.
• El rito esencial de la Confirmación es la unción con el Santo Crisma en la frente del bautizado (y en Oriente, también en los otros órganos de los sentidos), con la imposición de la mano del ministro y las palabras: «Accipe signaculum doni Spiritus Sancti» («Recibe por esta señal el don del Espíritu Santo»), en el rito romano; «Signaculum doni Spiritus Sancti» («Sello del don del Espíritu Santo»), en el rito bizantino.
• Cuando la Confirmación se celebra separadamente del Bautismo, su conexión con el Bautismo se expresa entre otras cosas por la renovación de los compromisos bautismales. La celebración de la Confirmación dentro de la Eucaristía contribuye a subrayar la unidad de los sacramentos de la iniciación cristiana.